La patología de cadera es referida por el paciente como la presencia de dolor en la zona inguinal o glútea, pudiendo ir acompañada de cojera o limitación sobre ciertas actividades, como por ejemplo ponerse los zapatos. En este contexto, el problema puede darse en el adulto mayor o en el joven, en determinadas actividades deportivas, y, de este modo, presentan un enfoque terapéutico diferente.
La artrosis de cadera representa el desgaste de la articulación. No existe ningún tratamiento médico que haya demostrado eficacia en frenarla. No todos los pacientes con artrosis precisan de cirugía. Ésta dependerá de la repercusión clínica que presente el paciente. La artrosis puede ser primaria, desgaste por la edad u otros factores ambientales, o secundaria a otras patologías de comienzo agudo, como la necrosis avascular de cadera, y crónico, como lo son displasias de cadera. En su estadio final precisa de la implantación de una prótesis total de cadera.
Gran desconocida, pues puede simular que el paciente presente cualquier patología en la articulación de la cadera por su íntima relación con ella. Por ello, es importante su correcto diagnóstico y tratamiento en caso que se precise.
El choque femoroacetabular consiste en dolor inguinal y en la región glútea a consecuencia de alteraciones anatómicas en el cuello y cabeza del fémur, así como en el acetábulo. Ocurren secundarias a actividades deportivas o repetitivas que repercuten en esta región. Otras partes de la cadera que pueden resultar afectadas son el labrum y el ligamento redondo. En caso función de la sintomatología del paciente precisará o no de intervención quirúrgica.
Comúnmente conocida por trocanteritis, consiste en una tendinitis o entesitis a nivel de estos músculos. En la mayor parte de los casos su tratamiento es conservador, precisando en ocasiones la realización de infiltraciones con corticoides o con plasma rico en plaquetas.
La infección de herida quirúrgica depende de numerosos factores, algunos dependientes del equipo quirúrgico, otros dependientes del propio paciente. Por tanto, el riesgo de padecer una infección quirúrgica no es eliminable de forma completa. Pero su tratamiento ha de ser precoz y diligente, de forma que se pueda atajar con la mayor premura posible.
Las fracturas de cadera ocurren principalmente en el paciente anciano. No solo son un problema ortopédico por la imposibilidad del paciente para caminar, sino que son un problema vital, puesto que estos pacientes presentan numerosas enfermedades concomitantes que van a desequilibrarse dando lugar a complicaciones que harán peligrar la vida del paciente. La actuación conjunta de especialistas en geriatría o medicina interna junto con el cirujano ortopédico es fundamental.
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