Las enfermedades osteoarticulares del pie son muy importantes por el dolor, limitación e imposibilidad para caminar que ellas generan. Dependiendo de la región anatómica afectada observaremos la patología del antepié, mediopié y retropié, y dependiendo de tipo de lesión y de su repercusión en la actividad diaria y deportiva del paciente, se podrá tratar de forma conservadora o quirúrgica.
El dolor o limitación para la deambulación en el mediopié es mucho menos frecuente que en el antepié. Las deformidades de pie plano (sin “puente” en la zona interna) y pie cavo (con exceso de “puente” en la zona interna) son inherentes a la estructura del pie de cada paciente, y generalmente solo desarrollan patología con el aumento de la edad. Por otro lado, el pie cavo se desarrolla principalmente de forma secundaria a alteraciones neurológicas en los miembros inferiores, aunque no siempre lleguen a diagnosticarse.
Las patologías a este nivel precisan la corrección de las mismas mediante osteotomías (recolocación de la posición del hueso), actuaciones sobre los tendones (alargamientos y sección de los mismos) y articulaciones (devolver la morfología habitual a las mismas, e incluso dejarlas sin movimiento en ocasiones). Algunas de las patologías habituales del antepié están recogidas a continuación.
Tanto el tobillo como el talón realizan la adaptación del pie al terreno sobre el que se deambula, por lo tanto el dolor se presenta al caminar o realizar ejercicios en terrenos sinuosos. Eliminando la patología traumática, fracturas de tobillo y calcáneo, es la patología tendinosa la más frecuente.
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